Un lugar para crecer

Pensamiento Para El Día

Hoy descansaré en los manantiales que mi Dios ha preparado.

 

Leer Deuteronomio 8:1-10

Porque el Señor tu Dios te conduce a una tierra buena: tierra de arroyos y de fuentes de agua, con manantiales que fluyen en los valles y en las colinas…

Deuteronomio 8:7 (NVI)

 

La vida es un caminar constante. Sin darnos cuenta, Dios siempre nos conduce a un lugar. El camino es largo y difícil. A nuestro paso hay tramos pedregosos donde las piedras duelen al pisar. De repente, una lluvia nos detiene. Tenemos que cubrirnos para seguir. Tras la lluvia el camino es lodoso, una caída puede lastimarnos. Caminamos al mismo paso, pero el cansancio se hace presente. Las piernas se empiezan a debilitar y ante nosotros el desierto está por llegar. En él no hay agua y el cielo está despejado sin rastros, ni esperanza de lluvia. No hay árboles frondosos para descansar. Pero hay que continuar entre el desánimo, el cansancio y la sed. De repente, el cielo se empieza a nublar mientras el fuerte calor desaparece y entonces el horizonte que se veía tan lejos está cada vez más cerca. «¡Hay que seguir!». Se escucha en lo profundo de nuestro ser y un grito del alma que clama: «¡Ayúdanos Señor!». El desánimo ha desaparecido. Hemos caminado y llegado al lugar de descanso. Aquí podemos beber hasta saciarnos. ¡Por fin podemos descansar! Pero era necesario pasar por el desierto y así ver el horizonte cada vez más cercano.

El camino no termina aquí. Lo que sigue son seguramente otros desiertos, pero siempre en medio de todo habrá un lugar de reposo, donde hay manantiales y árboles frondosos para el descanso. Caminemos porque la próxima parada muy cerca está y el Señor nos conduce a una tierra buena.

Oración:

Señor, me has enseñado a caminar, entre las piedras, la lluvia y el desierto. Pero al final me has dado descanso. Amén

 

Sr. Daribel E. González Roblero (México D.F., México)

 

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