Un lugar para crecer

 

“TÚ QUE ERES EL MESÍAS, TEN COMPASIÓN DE NOSOTROS”. 

Mateo 9:27   

 

El Señor Jesús no tenía nada planeado al pasar por ese lugar y en su mente no existía el propósito de sanar a estos dos ciegos; aunque todos sabemos que en la realidad todo está debidamente planeado por nuestro Dios. No obstante, esto nos da grandes enseñanzas una vez más en cuanto a la fe y la operación de milagros. Habrá momentos en nuestras vidas donde la oportunidad de ver el mover de la mano de Dios se presentará sin anuncio a nuestras vidas y es allí cuando nosotros, como estos ciegos, debemos aprovechar la oportunidad. De alguna manera, estos dos ciegos se dieron cuenta que Jesús pasaba por donde ellos estaban, y al darse cuenta de ello clamaron: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! En primer lugar, clamaron por misericordia reconociendo su bajeza y gran necesidad de aquel que les podía devolver la vista. Si queremos ver el obrar milagroso de Dios en nuestras vidas debemos tomar una actitud de humillación delante de su presencia. Jamás alcanzaremos ni un favor divino si no reconocemos nuestra impotencia y necesidad de Él. Podemos aprender algo más de este pasaje es la importancia de la obediencia. Debemos ser obedientes a Dios en todo aquello que se nos manda por medio de su palabra, no podemos decir que somos sus hijos y agradecerle todo lo que ha hecho en nuestras vidas si no estamos dispuestos a serle fiel aun en los detalles más pequeños. Estos ciegos habían escuchado posiblemente de Jesús y sabían que podía darles la vista, pero no había forma de que pudieran buscarlo por su discapacidad; pero cuando oyeron que era Él el que pasaba por donde ellos estaban, no desaprovecharon la oportunidad, sabían que era única y que a lo mejor jamás volverían a tenerla por lo que clamaron a gran voz: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! Quiera Dios que nosotros jamás desistamos de buscar su favor divino y seamos capaces de reconocer una oportunidad única de presenciar su gran poder. En esta etapa de adviento, debemos preparar nuestro corazón y nuestra mente para la venida del Señor. Las Navidades no son fiestas de consumo y gastos, sino son un tiempo en el que debemos vivir humildes y sencillos.

  Jorge Núñez Berrios

 Asistente de Capellán