Un lugar para crecer

 

Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia; no te irrites ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados.

(Salmo 37:7)

 

Hoy en día, con el uso de las redes sociales, podemos acompañar la vida de nuestros amigos y conocidos. Esta «facilidad» trae también algunas consecuencias. Tal vez, la más recurrente es la sensación de que todo va bien en la vida de los demás mientras que nuestra vida sigue estancada. Por eso, en lugar de ayudarnos – en muchas ocasiones – las redes sociales acaban oprimiéndonos y alimentando un comportamiento que nos aleja de Dios: la envidia.

Cuando nos enfocamos en la vida de los otros dejamos de detectar lo que Dios hace en la nuestra. La vida de todos contiene momentos de júbilo, luto, persistencia, aprendizaje y lágrimas. Todos esos momentos tienen su debida importancia. Debes reconocer que las redes sociales no te van a ayudar a pasar por esas fases. Esos mecanismos solo dan valor a lo que se puede captar por medio de imágenes y buena parte de nuestra vida está compuesta de cosas que no se pueden fotografiar.

 

Por eso, no te molestes por lo que ves en la vida de otros. Entiende que las redes sociales no presentan la vida en su totalidad. No te conviertas en un rehén de lo que pasa alrededor. Antes, descansa en el Señor, dale gracias a él con tus actos y no solo a través de fotos. Nuestro Dios no está en las redes sociales, pero está en todos los lugares: ¡conéctate con él!

 

Espera en el Señor y dale gracias por lo que tienes

 

Hector Samuel Marín

Depto. Religión Metodista