Un lugar para crecer

Salmo 42: 1 – 2

“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo»

 

A veces olvidamos lo delicioso que es sumergirnos en la presencia de Dios. Hablo de esos momentos en donde dejamos a un lado todo problema, todo pensamiento que nos roba la paz, todas aquellas situaciones que nos turban y enfocamos toda nuestra mente, pensamientos y ser hacia Dios.

Esos momentos en donde no queremos saber nada de lo que a nuestro alrededor ocurre y que solo nos centramos en cerrar nuestros ojos mientras lo adoramos cantándole con todo nuestro corazón.

Esos momentos en donde reconocemos lo mucho que lo necesitamos y que por lo tanto anhelamos un toque suyo, esos momentos en donde nuestra vida está enfocada totalmente en Él, en su presencia preciosa.

 

Esos momentos en donde las lágrimas corren sobre nuestra mejilla porque podemos sentir su presencia, porque a pesar de lo mal que nos podamos sentir, sabemos que Él está allí porque lo ha prometido, porque nunca nos ha dejado solos, porque nunca se ha ido de nuestro lado, pero que por diferentes situaciones nos hemos olvidado de lo principal: honrarlo, adorarlo, reconocer su grandeza, porque después de eso, todo viene por añadidura.

 

Esos momentos en donde lo único que anhelamos es estar con Él porque cuando estamos con Él nos sentimos completos, nos sentimos llenos. Esos momentos en donde nuestra boca repite una y otra vez: “Contigo quiero estar”.

No dejes pasar este día sin dedicar unos minutos a la adoración a Dios, desahógate en su presencia, permite que pueda quitar todo ese sentimiento que no te da paz y que lejos de ayudarte te está afectando. Dios quiere estar contigo este día, ¿Tú quieres estar con Él?

 

 

DEPARTAMENTO DE RELIGIÓN Y CAPELLANÍA DEL LBMWT

ATRICIA FIGUEROA SEPÚLVEDA