Un lugar para crecer

“Aun cuando yo pase por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi lado.

Tu vara y tu cayado me protegen y me confortan.

Salmo 23.4

A un nivel, la mano es simplemente «la parte del cuerpo humano que se encuentra bajo la muñeca y consiste en la palma, los dedos y un pulgar». Pero cuando usamos la palabra «mano» solemos hacerlo en algo más que en el sentido físico. La «mano» puede ser usada como metáfora de la acción, el cuidado, protección y la posesión.

En estos tiempos difíciles que estamos viviendo, cuando todo a nuestro alrededor nos habla de peligro, de inseguridad, de riesgos; cuando todo es incertidumbre y temor, más que nunca necesitamos con urgencia afirmarnos y refugiarnos en Dios. Hoy nos hace mucha falta asentar nuestra fe en la Roca que no falla, redescubrir que Él es nuestro castillo fuerte, alto refugio para nuestras vidas, y una vez más volver a confiar en su amor y su cuidado. Necesitamos experimentar que Dios nos protege en el peligro.

Muchas veces leemos cómo Jesús sanaba mediante la imposición de sus manos sobre los enfermos, o simplemente al tocarlos con sus manos. En otras ocasiones, imponía sus manos sobre la gente para bendecirlos.

El Salmo 23, tan conocido por todos, nos habla de un pastor de oveja. Al compararnos con ellas, Jehová es el Pastor y nosotros “somos su pueblo, y las ovejas de su prado”. Hay pocos animales tan faltos de recursos defensivos como la oveja doméstica. El pastor de tiempos bíblicos tenía que ser valiente, ya que debía proteger su rebaño de leones, lobos y osos, así como de los ladrones, Pero a veces su labor requería ternura. Por poner un caso: cuando alguna oveja paría lejos del redil, el buen pastor se quedaba con ella durante el difícil trance y luego recogía al indefenso corderito y lo llevaba al redil.

Al compararse a un pastor, Jehová nos garantiza que desea de corazón protegernos. Dios promete protección, pero siempre que se cumpla con el siguiente requisito: solo la obtendrán quienes se acerquen a él.

Por lo tanto, acerquémonos a El y obtendremos el oportuno socorro en los momentos de dificultad.