Un lugar para crecer

5. Jesús envió a estos doce discípulos con las siguientes instrucciones: «No vayan por lugares donde vive gente que no es judía. Tampoco vayan a los pueblos de la región de Samaria. 6. Mejor vayan a los israelitas, pues son un pueblo que anda como rebaño perdido.

Mateo 10:5-6.

 

Una de las razones de Jesús por la cual decidió enviar a los discípulos, primero a los judíos es porque ellos no estaban preparados para compartir el evangelio a los gentiles. Por años habían vivido con grandes prejuiciosos hacia ellos a tal punto que no sería hasta que Dios llamara a un hombre llamado Saulo de Tarso, posteriormente el apóstol Pablo, sería el encargado de llevar este glorioso mensaje a los gentiles. También es obvio que, al iniciar una obra evangelizadora tan importante, todo buen líder comenzaría limitando sus objetivos en una meta alcanzable. Sería un riesgo querer extenderse demasiado a tal punto de poner en riesgo el éxito de la misión al querer abarcar mucho. Nuestro Señor fue sabio al limitar el alcance de la misión de sus doce discípulos, ya que posteriormente al crecer en número y con una mejor preparación, enviaría a más discípulos a realizar esta función: “Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir”, (Lucas 10:1) y después de su resurrección les expandiría su meta a todo el mundo: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”, (Hechos 1:8). Jesús dio instrucciones especificas a estos doce discípulos, no vayan a lugares donde vive gente que no es judía, vayan a los Israelitas que andan como rebaño perdido.

Él nos ha mandado amar a Dios y a nuestro prójimo, este amor debe ser real y tiene prioridad sobre cualquier otro asunto en nuestra vida. Al entrar en la casa estos mensajeros del Rey tenían que saludar a todos los familiares con el tradicional saludo judío: “Paz a vosotros”. En aquel tiempo, como aún se usa, éste era un saludo acostumbrado, Ahora bien, este saludo no solo era un simple grupo de palabras sin mayor trascendencia, sino en boca de los mensajeros y bajo la unción de Dios es capaz de transmitir una bendición especial en la vida de los que por fe la reciben. Shalom mis hermanos.

 

 Jorge Núñez Berrios

Asistente de Capellanía